miércoles, 22 de octubre de 2014

Eres nada.

Para que no quede duda, no les estoy contando una historia de amor, que aunque comience pareciendo el mismo cuento de pérdida del corazón esto se trata más de una perdida de la razón, de una parte de la vida misma, esa parte que nunca se regresa, que tú te vas con ella, esas cosas que no se olvidan por más tiempo que pase y por más noches en vela, que no se disuelven con un clavo sacando otro clavo, esto no tiene cura, ni medicina.

Hoy, a pesar de las 316 puestas de sol, de los varios galones de lágrimas saladas, de las tantas huellas dejadas en la tierra pensando en tu ausencia, de... vaya, que digo, a pesar de todo el tiempo, aun pienso en ti, en las mañanas, las tardes y las noches, durante la comida y las meriendas, cuando tomo café, cuando no pienso en ti cabe decir que también suelo pensarte, suelo extrañarte, quererte, aferrarme a ti, a tu ausencia, a tu inexistencia, suelo llorar y perderme de esa manera, suelo gritar sin que nadie me escuche, suelo platicar conmigo misma luchando por imaginarte.

Y es que a pesar de todo sé que no volverás, no eres como ese novio que perdí y que lloré imaginando mil y un regresos diferentes, no eres como esa pluma favorita que perdí en la primaria y que luche buscando para jamás encontrarla y termino valiendome madres porque encontré una que pintaba más bonito, no eres como esa primera vez que prefieres olvidar y recordar la segunda, no eres nada de eso, eres mucho más.

Eres más como esas cicatrices de quemaduras que te haces cogiendo en un carro con asientos de piel, esas marcas que quedan de por vida, que no se van ni se disuelven después de ver el fondo de varios tarros y caballitos, eres más como las hojas que caen cada otoño, como esa fea foto que tu mamá siempre va a conservar porque dice que te ves divino, como ese galletero que tu abuelita siempre mantendrá en la alacena, eres esas cosas que no se van, no se olvidan, eres todo y ni siquiera existes.


Eres, como he dicho antes, todas mis victorias, eres cada una de mis alegrías y cada una de mis lágrimas, eres el aire que hace que cierre los ojos y vuela mi cabello, eres las miradas de él y los berrinches míos, eres mis sueños y mis pesadillas, eres mis ganas de vivir, estas en mis recuerdos y también en mis olvidos, pero vaya que me viniste a re chingar, lo eres todo, lo eres todo y a la vez nada.

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