Existen ocasiones en las que pensamos que necesitamos saberlo todo, pero déjame decirte que no es así, ya ven cuando alguien dice "la curiosidad mato al gato", bueno, soy del tipo de personas que puede llegar a ser ese gato... y a este gato le gusta seguir muriendo.
En mi vida he hecho toda clase de preguntas aún sabiendo que la respuesta puede llegar a herirme fatalmente, me gusta pensar que la respuesta siempre puede ser peor, aún cuando en verdad no espero una respuesta concreta se que pudo haber sido peor y quizás en el momento no llego a encontrarle el fatalismo hasta que llega ese día, en el que estoy sola, divagando, dándole vuelta a las cosas, y con "cosas" me refiero a esas preguntas que alguna vez hice y que obtuve mi respuesta, pienso en esas respuestas, en esas que no debería de saber, que no debí preguntar, esas que duelen, que me hacen preguntarme otras mil cosas en las cuales NO DEBERÍA DE PENSAR... pero bueno aquí estoy en un cuento que no acaba y me siento como ese perro que se persigue la cola.
A pesar de saber todo esto no dejaré de hacer esas preguntas porque bueno, seré honesta, es parte de mi naturaleza, el preguntar y obtener las peores respuestas es uno de mis pasatiempos favoritos, aún cuando en este preciso momento me encuentre pensando ¿por qué tuvo que responder?, ¿por qué tuve que preguntar?, ¿cómo es posible que con ella?, ¿ELLA?, y así, pero termino encontrándole el sabor a la situación y eso es aprender a vivir conmigo misma y mis ridículos pasatiempos.